martes, 1 de diciembre de 2009

Sobre la Cámara Lúcida, de Roland Barthes.

Son extracciones de citas de La cámara Lúcida. Difícil y fragmentada lectura.

32 – La foto está enteramente lastrada por la contingencia de la que es envoltura transparente y ligera.

33 - Las fotos son signos que no cuajan, que se cortan, como la leche.

38 – Prácticas de la fotografía: Operator, Spectator, Spectrum.

56 – Contingencia, singularidad y aventura

57 – Fotografía con posibilidad de estudiarse a través de esencias físicas y regionales.

62 – “eran bellas, expresaban bien la dignidad y el horror de la insurrección, pero no comportaban a mis ojos ninguna marca: su homogeneiedad no pasaba de ser cultural: se trataba de escenas, un poco a lo Greuze, de no ser por la aspereza del tema”.

Parece insinuar que una fotografía que cumpla con el sentido de aventura debe funcionar en distintas latitudes. Los signos presentados en el texto deben ser globales o bien, si esto es posible, aculturales.

64 – Studium, quiere decir la aplicación de una cosa, el gusto por alguien, una suerte de dedicación general, ciertamente afanosa, pero sin agudeza especial.
Punctum, en una foto es ese azar que en ella me despunta (pero también me lastima, me punza).

Los relaciones entre los participantes de la semiosis determinan las facultades de la fotografía. La empatía entre ellos determina la atención del spectator representada en el studium, pero la concordancia entre ellos determina la aventura.


104 – La subjetividad absoluta sólo se consigue mediante un estado, un esfuerza de silencio. La foto me conmueve si la retiro de su charloteo ordinario: “Técnica”, “Realidad”, “Reportaje”, “Arte”, etc. No decir nada, cerrar los ojos, dejar subir sólo el detalle hasta la conciencia afectiva.

Aquí para Barthes el Punctum no es un signo per se, no identifica nada ni es parte de un género o un discurso. Parecen ser detalles que no son congruentes entre la fotografía y su naturaleza. ¿Pero por qué esto habría de hacer de una foto algo distintivo? ¿Por qué valdría la pena centrarse en las fotos que son incongruentes en la construcción de su sinificado? Barthes ya había dicho que “las fotos son signos que nunca cuajan, que se cortan, como la leche”. Al parecer esta concepción del punctum es una manifiestación de lo que para Barthes es la fotografía. Si las fotografías nunca pueden significar sin su referente, tal vez son solamente mensajes inconclusos que deben ser vistos como tal. Si son mensajes inconclusos la apreciación de ella no requiere mas que un ojo estético y no incisivo analítico.

108 - El punctum, fantásticamente, hace salir al personaje victoriano (es del caso decirlo) de la fotografía, proporciona a esta foto un campo ciego.

De este modo, el punctum de hecho significa algo para la imagen, pero no aquella situación que la imagen intenta retratar, sino una contradicción en su discurso. Es algo incontrolable que depende del referente y nunca de la construcción. Así es la fotografía, no depende de la autoría del fotógrafo, sino de las circunstancias del referente sobre las cuales no se puede determinar si debe permanecer en el registro o no. El punctum en la foto de la reina y las faldas (la suya y la del escocés), es una sugerencia determinada por la situación en la que se encuentra esta fotografía. De este modo, el punctum no es una parte de la fotografía, sino que es una circunstancia hipotética, incontrolable debido a los signos de los que el texto dispone pero no activa. Es una sugerencia, pero no una acción.

159 – la fotografía es violenta no porque muestre violencias, sino porque cada vez llena de fuerza a la vista y por que en ella nada puede ser rechazado ni transformado.

Es algo de este registro mortal lo que he pretendido explicar con el proyecto de los microbuses. El registro de la muerte del transporte, que es innegable en el desarrollo de esta ciudad, es innegable en la virulencia de su expansión y su desaparición tendrá innegables consecuencias.


El fin de la fotografía se deetermina –en Barthes– después de conocer la ineficacia de la fotografía como un registro útil. La fotografía aparece condenada a ser “una nueva forma de alucinación; falsa a nivel de la percepción, verdadera a nivel del tiempo”. Pero hay aquí otra condena en la naturaleza de la fotografía. Si es que ella es verdadera en este ámbito sólo puede serlo como registro de uno, pero no de todos los tiempos. El mismo autor indica que las sociedades avanzadas son cada vez más liberales, menos fanáticas y consumen cada vez más imágenes, pero menos creencias. Las fotografías son siuaciones sencillas, consumibles, estéticas e instantáneas. Pero los individualismos y hedonismos recorren el camino cada vez más rápido, y tal vez más rápido de lo que la fotografía podría ofrecer a quienes consumen cada vez menos apego y más hedonismo. Las mediaciones sin embargo, no son el fuerte de este argumento. Las mediaciones son cada vez más necesarias en un mundo que no se acortas en distancias físicas pero que tiende redes cada vez más amplias y más estables. La imagen es necesaria para estas mediaciones que no pueden ser resueltas mientras que las distancias tengan relevancia en las relaciones.

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